RUIDO DE EXTREMISMOS: Estado de la violencia
y paz positiva en Bolivia
Gonzalo Fernández Delgadillo
“Jugué
mi corazón al azar y lo ganó la violencia”
José
Eustaquio Rivera
En
1984 se estrenó la película “Los hermanos Cartagena”, de Paolo Agazzi, basada
en la obra de Gaby Vallejos “Hijo de opa” entre sus diferentes reflexiones que
se pueden hacer, está el de aproximarse en la comprensión de la violencia
estructural y simbólica, como se la ejerce, no solo en un momento histórico o
determinado contexto, sino también como una dinámica de actitudes y relaciones
que van de generación en generación. En su prolífica producción intelectual
Mariano Baptista, tiene una obra fundamental, titula “Violencia en Bolivia”[1] recopila el análisis de
diferentes autores sobre esta temática, hace ya más de cuatro décadas que ese
libro toca las llagas aún abiertas, provoca e invita a pensar del porqué del
desprecio a la vida humana y como forjar un porvenir sin afrentas ni vejámenes
entre bolivianos.
Según
el PNUD en su informe “Atrapados: Alta Desigualdad y Bajo Crecimiento en
América Latina y el Caribe”[2] Bolivia presenta uno de
los indicadores más altos de violencia física y sexual contra las mujeres. La
Fiscalía General del Estado informó que en los ocho meses que van del año se
registraron 81 casos de feminicidio y 27 infanticidios.
En la
investigación presentada por (Gittins; Velásquez, 2016)[3] se plantean una pregunta
clave ¿Qué es lo que crea la paz? presentan datos muy importantes para entender
nuestra realidad respecto a la construcción de paz, uno de los principales es
sobre la paz positiva que se la entiende como las actitudes, instituciones y
estructuras más estrechamente asociadas con la creación y sostenimiento de
sociedades pacíficas y resilientes.
En el
año 2015, el Instituto de Economía y Paz (IEP)[4] recopiló datos y los
comparó con 8.500 variables en la macroeconomía, las relaciones sociales y las
actitudes, el desarrollo económico y social, la integración económica y social,
el funcionamiento y la estructura del gobierno y las relaciones externas. El estudio
confirmó que los factores más importantes que reducen la violencia y crean y
sostienen un ambiente óptimo para que la humanidad florezca, en ese sentido los
ocho dominios interrelacionados que hacen al Índice de Paz Positiva son:
·
Un gobierno que funcione bien, que incluya la
efectividad del gobierno, sistemas judiciales efectivos y hasta el punto que
los ciudadanos pueden tener voz en la toma de decisiones.
·
Entorno empresarial sólido, que se refiere al
marco económico para las empresas establecido por el gobierno, la presencia de
infraestructura de apoyo como el acceso a Internet, sofisticación del negocio y
las condiciones generales de mercado.
·
Distribución equitativa de los recursos: más
que un reflejo de los ingresos, este pilar trata de cómo los bienes y servicios
vitales como la tierra, el agua, la educación, la atención de la salud y la
justicia se distribuyen en una sociedad.
·
Aceptación de los derechos de los demás, o el
nivel de tolerancia y aceptación que se otorga a los individuos en una sociedad.
·
Buenas relaciones con los vecinos, la capacidad
de un país para usar la diplomacia para manejar los desacuerdos y gestionar
positivamente las relaciones con otros países.
·
Libre circulación de información, o la
facilidad con que los ciudadanos son libres e independientes.
·
Elevados niveles de capital humano, definidos
como el stock de habilidades, conocimientos y comportamientos de un país.
·
Bajos niveles de corrupción, que es la medida
en que se impide la corrupción o que los individuos y organizaciones sean
responsables cuando ocurre la corrupción.
En ese
informe del IEP sobre el Índice de Paz Positiva en el mundo se muestran los
datos de 162 países, Dinamarca se sitúa en el puesto nº 1, Chile nº 26, Uruguay
nº 29, Perú nº 70, Argentina nº 57, Bolivia nº 109, Somalia nº 162. Aún estamos
muy lejos, nos queda mucho por trabajar en el triángulo de la paz: Estructural,
Directa y Simbólica.
Constituyen
al ser humano el genotipo y fenotipo, herencia y ambiente, genes y experiencias
vitales, los experimentos de Milgram (Yale, 1963) y de Philip Zimbardo
(Stanford, 1971) dieron algunas pautas sobre como la conducta violenta está
relacionada con la obediencia a la autoridad, ahora bien, el problema es más
complejo, cuando la autoridad, no solamente la personificamos, sino que es
parte del imaginario y representación social que tenemos en nuestras
relaciones: prejuicios, sesgos cognitivos, pensamientos irracionales, que van a
influir en ser reproductores de la violencia o víctimas, es ahí donde el
ejercicio de la libertad, la mirada apreciativa y la ejemplaridad puede ayudar
a forjar un encuentro de respeto con el otro. Es cierto, la calle está poblada
de misterios y de gentes con sus diversas circunstancias, en lo recóndito de su
personalidad habitan, necesidades y expectativas, también psicopatologías,
mientras la salud mental no sea prioridad, la calidad de vida será cada vez más
precaria, por tanto la violencia en su diversas manifestaciones seguirá
acompañándonos en los titulares, en los post, en los bosques incendiados, en el
puño sobre la mejilla, en la bala por la billetera, en la familia destruida, en
la cárcel por pensar diferente como un síntoma de lo que somos, más que un
prójimo, como dijo Thomas Hobbes “el hombre es un lobo para el hombre”.
Con
todo, a pesar del desánimo, nos inspira Beethoven quien musicalizo el poema de
Schiller en su novena sinfonía o Chico Buarque que en su exclamación y pregunta
de su canción “Oh que será” invita a encontrar(nos) en la respuesta.
Para
finalizar recurro al sociólogo e investigador Johan Galtung, quien dijo: “La paz no es únicamente la ausencia de
guerra y violencia, sino el fortalecimiento de los aspectos positivos que la
edifican como son la armonía, la cohesión, la colaboración y la integración”[5].
[1]La
violencia en Bolivia, publicado por los Amigos del Libro en 1976, bajo la
dirección de Mariano Baptista, es un libro que recoge el aporte importante de
varias personalidades que hacen un análisis al respecto.
[2] Informe
del PNUD https://www.latinamerica.undp.org/content/rblac/es/home/library/regional-human-development-report-2021.html
[3] Phill
Gittins y Iván Omar Velásquez – Castellanos, autores del libro: Paz y
Conflictividad en Bolivia. Konrad Adenauer Stiftung, 2016. Un valioso estudio
sobre la realidad boliviana respecto a la construcción de paz.
[4] Informe
sobre el Índice de Paz Positiva, http://economicandpeace.org./wp-content/uploads/2015/10/Positive-Peace-Report-2015.pdf
[5]
Referente en los estudios e investigaciones sobre la paz, fue quien propuso el
modelo triangular de la violencia.
Pintura: Duelo a garrotazos (Goya, 1623)
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